viernes, 16 de octubre de 2009
¿ESTAS ENAMORADA?
Enamorado según el diccionario, es el que tiene amor, y actuar enamoradamente es actuar con amor. Pero... ¿Cómo saber si estás o no VERDADERAMENTE ENAMORADA, y a la vez si él también lo está? ¿Cómo comenzó?, lo conociste, te sentiste muy bien conversando con él, te agradó más que todos los demás muchachos que conoces, pasan los días y de repente te pide que seas su enamorada. ¿Qué vas a hacer? En primer lugar PENSARLO, sabes que el gusto o atracción puede durar 1, 2 ó 3 meses, a veces hasta años. ¿Te imaginas que riesgo? Entonces debes reflexionar y pensar muy bien tu decisión; él también lo hizo, para declararte su amor ha tenido que pensarlo ¿no crees? pues piénsalo tú también, estás en tu derecho: Primero, desde cuándo lo conoces y cuanto lo has tratado, que sabes de él (aparte de su nombre, dirección, edad, si estudia o trabaja, a que religión pertenece, y si sabes algo de sus padres). Segundo, que te gusta de él, su físico, su manera de ser, su carro, sus ideas, su ropa, sus bromas, su responsabilidad, su seriedad, su alegría, etc., etc. Tercero, ¿qué crees que le gusta de ti? Cuarto ¿Qué busca él de ti y tú de él? Porque si van a ser enamorados es para algo ¿Verdad? ¿Para qué? TOMATE tu tiempo y decide: Si es para pasarlo bien, tener alguien con quién salir a comer, al cine, a bailar, a pasear o si buscas compañía para algunas horas, para pavonearte delante de tus amigas, etc. entonces NO estás enamorada, tú lo sabes, y si él busca eso, pues tampoco está enamorado de ti, ya que sólo buscan encontrarse a sí mismos, egoístamente intentarán sacar PROVECHO uno del otro, buscando solo placer. El verdadero enamoramiento no es un juego, es un asunto muy serio, de él depende tu felicidad futura, no puedes mirar con tanta responsabilidad una situación de enamorados y perder el tiempo en juegos, mientras que tal vez el verdadero amor pasa de largo. Si crees que aún falta conocerlo más, díselo, sean amigos, compartan sus cosas, sus ideas, traten sobre temas que les interese a ambos y hagan sus propias conclusiones. Pero si puedes dar el SI! De manera responsable y consciente sobre el respeto, hazlo. Haz de saber que al aceptarlo como enamorado, estás aceptando una responsabilidad, de manera libre y voluntaria, responsabilidad compartida naturalmente, pues ambos van a aprender a AMAR, a conocerse. El Amor es BUENO, es un regalo de Dios, que tiene gran porcentaje de espiritualidad sin dejar lo físico, pero predominando siempre lo espiritual, ya que no sólo se encontraron hombre y mujer, sino también Dios. El amor engendra respeto, esto no significa que no puedan expresar su amor, una mirada, una caricia, un beso, la delicadeza en el trato, son expresiones de cariño que nacen del amor, claro está que sin exageraciones y con pureza, el amor no relaja ni avergüenza. Sé prudente, evita la soledad en lugares apartados 'y oscuros, no busques ocasión de pecado, habla de esto con él, para que entre ambos eviten el peligro; esto no significa que ya estén libres de peligros pero cuando lo adviertan podrán poner remedio, haciendo prevalecer su fuerza de voluntad y pídele a Dios que fortifique cada día la tuya. Debes saber que en el enamoramiento no existen derechos, el uno sobre el otro, no se pertenecen hasta que estén en el altar, son independientes (dos seres que deben ser uno pero conservando cada uno su libertad). El amor no es ciego, al contrario, es ver más que nunca la realidad, mira hacia el futuro y prepárate para él en el presente. Déjate conocer, no ocultes tus defectos (físicos y morales), tu enamorado debe conocerte tal como eres con defectos y virtudes, lo mismo que tú a él, y aceptarse el uno al otro; no le pidas lo que sabes que no puede darte; es decir no le pidas imposibles, dale gusto en todo lo que Dios te permita, dile cariñosamente lo que te disgusta de él y no hagas lo que le disgusta. Piensa que él es TODO para ti y lo será para siempre, debes estar dispuesta a sufrir por él y aunque conocieras a nuevos muchachos, tal vez con más virtudes que él, si lo amas podrás garantizarle que no lo cambiarás por nadie. Amar es sentirse bien el uno con el otro sin esfuerzo alguno, es querer su felicidad como si tuera la tuya, es buscar su BIEN y esto supone elevación y sacrificio. Debes confiar en él, ya que lo conoces no dudes, no seas celosa él está en el mundo y siempre estará rodeado de personas, y como no puede meterlo a una caja de cristal no lo hagas sentirse como si lo estuviera ¿te gustaría que lo hiciera contigo? No olvides que el ser HOMBRE; no significa que deje de ser persona, que siente como tu frío, calor, alegría, etc. iAh! Y que también tiene lágrimas. Hablen de su futuro comuníquense sean conscientes de que son dos personas con diferentes personalidades, educación, etc., pero con una misión común: el varón que algún día será PADRE y la mujer que algún día será MADRE, ustedes están en ese camino para la mujer ese es su papel más importante, tu misión al formar un hogar, se te confía la VIDA, ¿te imaginas? Como dice el Papa Juan Pablo II, el porvenir de la especie, la educación del futuro, la PAZ está en tus manos, porque todo comienza antes de concebir al niño, es decir todo comienza con sus padres. Preséntate con tu enamorado ante Dios, y con la intersección de la Madre de Jesús, pídele su bendición para que vuestros proyectos, sueños y aspiraciones se hagan realidad y para poder cumplir fielmente con la MISIÓN que algún día puedan empezar, confía, Dios hace bien las cosas y cuando procedemos de acuerdo a lo dispuesto por Él, todo termina BIEN. Recuerda: "DIOS ES AMOR" (1 Jn. 4,7-8) Autor: Martha Honorio, legionaria joven en Trujillo, Perú Fuente: http://www.legiondemaria.org/jovenes_en_la_legion.htm
miércoles, 26 de agosto de 2009
EVANGELIO DEL DÍA
Mateo 23, 27-32
¡Ay de ustedes, escribas y fariceos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertso y de podredumbre! Asi también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hiocresia y de iniquidad. ¡Ay de ustedes, escribas y fariceos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: ¨Si hubieraos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubieramos unidos para derramar la sangre de los profetas¨! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
Reflexión
Un periodista escribió que admiraba la belleza de la Madre Teresa de Calcuta. ¿Qué belleza? ¡Si era una viejecita llena de arrugas, vestida igual que la gente humilde de la India, y con unas pobres sandalias en los pies! Seguro que el periodista hablaba de la belleza interior, que pasa más desapercibida, pero es mucho más hermosa. Es una lástima que Jesús tuviera que decirles esas palabras tan fuertes a los fariseos. De hecho, Jesús acogía a los pecadores. Pero la hipocresía le ponía de mal humor. Es peor aparentar la bondad que ser malo. Porque del malvado nos podemos proteger, pero del otro... se nos cuela y nos engaña. Hay que llegar a transparentar lo que en realidad somos. Eso nos quita muchos dolores de cabeza. No es necesario esconderse en un coche de lujo para que los otros no descubran que somos gente sencilla. Ni tampoco presumir de las propias cualidades si no somos capaces de ponerlas al servicio de los demás. La hipocresía también es una mentira de cara a Dios, porque Él nos ve tal como somos. A El no le podemos engañar. Y si somos poca cosa, ¿qué importa? Dios nos quiere así.
Autor: P. Clemente González Fuente: Catholic.net
martes, 25 de agosto de 2009
EVANGELIO DEL DIA
Mateo 23, 23-26
En aquel tiempo Jesús habló diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!
Reflexión:
Jesús se irrita con los escribas y fariseos porque no ponen en práctica los dictámenes más importantes de la ley: la justicia, la misericordia, la fidelidad, la comprensión.
Como jefes espirituales del pueblo judío parece que han hecho de la religión un “club” en el que sólo tienen acceso unos cuantos hombres instruidos y elegidos entre ellos, mientras que el resto del pueblo forman parte de la plebe ignorante.
Jesús conocía sus intenciones y por eso les recuerda que su principal tarea es la del amor misericordioso y la de la fidelidad del testimonio. ¿Cuántas veces en nuestra vida puede sucedernos algo similar, en donde siendo los líderes espirituales de una familia, de un grupo de amigos, convertimos la fe en un conjunto de leyes que los demás deben cumplir pero que no les ayudamos a vivir mejor su fe con nuestro testimonio en el amor?
No olvidemos que es el amor lo que da sentido a toda nuestra vida y que sin él, como dijo san Pablo “no somos nada”. Saquemos de este evangelio la lección del amor y compresión a los demás y busquemos hacer un acto de caridad o un favor a quien sea.
Autor: Edgar Pérez.
Fuente: Catholic.net.
sábado, 18 de julio de 2009
APERTURA DE INTERCESION REGION NEA POR EL ECCLAJU Y ACAMPADA DE JOVENES
Este 23 de julio en Resistencia Chaco se realizara la apertura del mes de interseción correspondiente a la Región NEA pidiendo al Padre por la realización de los dos grandes eventos que este año convocara a los Jovenes de RCC, no solo del pais sino de toda América, el ECCLAJU y la Acamapada Nacional de los Jovenes de la RCC. El Encuentro Carismatico Católico Latinoamericano Juvenil tiene como lema ¨El kerigma es misión¨ Mt. 28, 19. En cuanto al evento nacional lleva como lema ¨Se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habian oido y visto¨ Lc. 2, 20.
El mes de intercesión correspondiente a la Región NEA comprende desde el 25 de julio al 25 de agosto, sin embargo en la Arquidiocesis de Resistencia la apertura de este mes de oración se realizará antes debido a que otros eventos de la RCC se superponen con la fecha establecida.
La gran cita es en la capilla San Cayetano ubicada en 25 de Mayo y Calle 1 de la ciudad de Resistencia, comenzará a las 19 horas con la Santa Misa, seguido a esta comenzará la Animación Musical, para luego realizar la Oración de Intercesión con es Santísimo expuesto.
La invitación es especialmente para los Jovenes de los Grupos de Oración, aunque se encuentra abierta a todas las personas que quieran asistir de este gran acontecimiento.
martes, 14 de julio de 2009
Amenaza a las ciudades infieles Mateo 11, 20-24. Tiempo Ordinario. Dale gracias a Dios y corresponde de algún modo, en la medida de todo lo que te ha dado. Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al Abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.
Reflexión
Dicen que una de las virtudes más raras de nuestros días es el agradecimiento. La persona agradecida valora lo que otros hacen por ella y quiere reconocerlo de alguna manera. Tiene la valentía de declarar que no todo lo puede, sino que necesita la ayuda de los demás.
En este pasaje, Jesús se lamenta por la actitud de aquellas ciudades a las que Él había tratado con más cariño, regalándoles milagros y prodigios. ¿Por qué, en lugar de convertirse y volver su mirada agradecida a Dios, seguían como si nada hubiera sucedido? ¿Por qué les cuesta tanto a los hijos valorar el sacrificio diario de sus padres? ¿Por qué nos resulta tan fácil recriminar y exigir nuestros derechos y somos tan perezosos a la hora de dar las gracias?
Mira ahora cuánto has recibido de Dios: tu vida, tus familiares y amigos, tus cualidades físicas, intelectuales, morales,... tus bienes materiales. ¿Ya le has dado gracias por todo eso?
Cristo advierte a los que han recibido muchos dones, que deben corresponder de algún modo, en la medida que Dios les ha dado. El que tiene mucho, debe dar mucho.
sábado, 13 de junio de 2009
Secuencia
Alaba, alma mía, a tu Salvador; alaba a tu guía y Pastor con himnos y cánticos.
Pregona su gloria cuanto puedas, porque Él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo bastante.
El tema especial de nuestros loores es hoy el Pan vivo y que da Vida.
El cual no dudamos fue dado en la mesa de la Sagrada Cena a los doce Apóstoles.
Sea, pues, llena, sea sonora, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.
Porque celebramos solemnemente el día en que este divino Banquete fue instituído.
En esta mesa del nuevo Rey, la Pascua nueva de la Nueva Ley pone fin a la Pascua antigua.
Instruídos, con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, que se convierten en Hostia de salvación.
Es dogma para los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.
Lo que no comprendes y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas especies, que son accidente y no sustancia, están ocultos los dones más preciados.
Su Carne es alimento y Su Sangre bebida; mas todo entero está bajo cada especie.
Se recibe íntegro, sin que se le quebrante ni divida; recíbese todo entero.
Recíbelo uno, recíbenlo mil; y aquél le toma tanto como éstos, pues no se consume al ser tomado.
Recíbenlo los buenos y los malos; pero con desigual resultado, pues sirve a unos de vida y a otros de condenación y muerte.
Es muerte para los malos, y vida para los buenos; mira cómo un mismo alimento produce efectos tan diversos.
Cuando se divide el Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en el todo.
Ninguna partición hay en la sustancia, tan sólo hay partición de los accidentes, sin que se disminuya ni el estado, ni la estatura del que está representado.
He aquí el Pan de los Ángeles, hecho alimento de viandantes; es verdaderamente el Pan de los hijos, que no debe ser echado a los perros.
Estuvo ya representado por las figuras de la antigua Ley, en la inmolación de Isaac, en el sacrificio del Cordero
Pascual, y en el Maná dado a nuestros padres.
Buen Pastor, Pan verdadero, ¡oh Jesús! apiádate de nosotros. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos los bienes en la tierra de los vivientes.
Tú, que todo los sabes y puedes, que nos apacientas aquí cuando somos aún mortales, haznos allí tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos del Cielo. Amén. Aleluya.
FIESTA DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
El jueves (o domingo) siguiente al domingo de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la solemnidad del santísimo cuerpo y sangre de Cristo. Ese es su título completo, aunque solemos referirnos a ella utilizando su anterior nombre latino, "Corpus Christi". Es interesante saber que su título más antiguo fue Festum Eucharistiae.
Al celebrarlo en jueves, recordamos el jueves santo, día de la institución de la eucaristía. Ambos días tienen un objetivo similar, pero no son un simple duplicado. El Corpus Christi nos proporciona una segunda oportunidad para ponderar el misterio de la eucaristía y considerar sus varios aspectos. Nos invita a manifestar nuestra fe y devoción a este sacramento, que es el "sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de caridad, banquete pascual en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera.1
.
Historia de la fiesta. Desde los albores del siglo,XII, la fe y la devoción eucarística se inclinaron notablemente hacia la doctrina de la presencia real de Cristo en la eucaristía. Esto se debió, en parte, a una reacción contra las herejías que prevalecían entonces; como la de Berengario, que minimizaba e incluso llegaba a negar tal doctrina. La práctica eucarística de aquel tiempo se caracterizaba por un fuerte deseo por parte de los fieles de ver la hostia y el cáliz en la misa. Esto iba acompañado por una sensación de temor reverencial ante la presencia real y una profunda conciencia de indignidad personal. Ver la hostia, venerar las sagradas especies, constituía una forma de comunión espiritual. La comunión sacramental, que es la mejor forma de participación en la misa, se hizo poco frecuente.
Ese era el clima religioso, un clima de lo más favorable para introducir una nueva fiesta en honor de la eucaristía, considerada especialmente bajo el aspecto de presencia real. La iniciativa no llegó "de arriba", de la jerarquía, sino "de abajo", de un movimiento del Espíritu en la Iglesia. Una monja desconocida, de vida estrictamente claustral, sería la primera en promover la institución de una nueva fiesta eucarística. Era Juliana de Mont Cornillon, de la diócesis de Lieja, en lo que hoy es Bélgica.
En 1208, Juliana tuvo su primera visión. Observó la luna llena, en la cual veía una mancha oscura. Recibió entonces la revelación, por parte de Cristo, de que aquella mancha significaba la ausencia en el calendario de una fiesta especial en honor a la eucaristía. Recibió, además, el encargo de promover esa fiesta. Pasaron varios años antes de que la vidente pudiera encontrar a alguien dispuesto a escuchar su propuesta favorablemente. En 1240, Roberto, obispo de Lieja, promulgó un decreto estableciendo la fiesta en su diócesis, para que se celebrara el segundo domingo después de pentecostés. En 1251 el legado papal cardenal Hugues de Saint-Cher inauguró la fiesta en Lieja. En adelante se celebraría el jueves después de la octava de pentecostés.
En 1264, el papa Urbano IV extendió la celebración a toda la Iglesia. Sin embargo, el decreto papal permaneció durante cincuenta años como letra muerta. Sólo cuando el papa Clemente V confirmó el decreto de su predecesor y Juan XXII lo publicó en 1317, la nueva fiesta encontró un lugar seguro en el calendario. No tardó en llegar a ser una de las fiestas más populares en el año litúrgico de la Iglesia.
Al principio no se hacía procesión. La primera noticia que se tiene de esta práctica se remonta al año 1279, en Colonia. Pronto siguieron su ejemplo otras iglesias. La hostia consagrada se llevaba procesionalmente por las calles y los campos, tributando así público homenaje a Cristo presente en el sacramento. Para exhibir la hostia se usaban entonces los relicarios. Más tarde comenzó a elaborarse lo que hoy conocemos con el nombre de custodias.
La procesión. Según el Ritual de la sagrada comunión y del culto a la eucaristía fuera de la misa, "el pueblo cristiano da testimonio de fe y piedad religiosa ante el Santísimo Sacramento con las procesiones en que se lleva la eucaristía por las calles con solemnidad y con cantos" (101).
Desde luego, la procesión es opcional. El tráfico y abarrotamiento de nuestras ciudades y otros muchos núcleos urbanos importantes presentan algunas dificultades. Para asegurar una procesión más ordenada y digna, los pastores pueden transferirla al domingo siguiente y a una hora más tranquila por la tarde. Donde la procesión no es viable, se pueden considerar otros modos para tributar honor públicamente en este día a la presencia eucarística de Cristo. Una prolongada exposición del Santísimo en la iglesia podría, en tal caso, sustituir a la procesión.
Pero donde no hay inconvenientes para que se lleve a cabo con dignidad y reverencia, conviene hacerla. Es la procesión un hermoso acto público de homenaje a Cristo presente en la eucaristía y de acción de gracias a Dios por tan inmenso don. Constituye, además, una viva manifestación de la iglesia local.
Es importante enfatizar la íntima conexión que existe entre la misa y la procesión. El mencionado ritual, en el número 103, afirma: "Conviene que la procesión con el Santísimo Sacramento se celebre a continuación de la misa en la que se consagre la hostia que se ha de trasladar en procesión". No se trata de una mera rúbrica, sino de manifestar que la procesión es una prolongación de la misa y, por consiguiente, no debe considerarse separada. Viene a ser una acción de gracias más amplia. Toda devoción eucarística debe partir de la misa y conducir de nuevo a ella. Nos lo recuerda la instrucción de mayo de 1967 Adoración del misterio eucarístico, n 3 E: "La celebración de la eucaristía en el sacrificio de la misa es verdaderamente el origen y el fin de la adoración que se tributa a la eucaristía fuera de la misa".
La hostia que se lleva en procesión es el pan vivo y dador de vida. Con razón recibe culto público, y su finalidad principal es ser recibida como alimento espiritual para unirnos con Cristo y asociarnos a su sacrificio. La hostia llevada en triunfo con luces e incienso está destinada a ser consumida por uno de los fieles, tal vez por un niño...
Durante la procesión se pueden hacer estaciones o paradas donde se da la bendición eucarística. "Los cantos y oraciones que se tengan se ordenen a que todos manifiesten su fe en Cristo y se entreguen solamente al Señor" (104). "Al final se da la bendición con el santísimo Sacramento en la iglesia en que acaba la procesión, o en otro lugar oportuno; y se reserva el santísimo Sacramento" (108).
VINCENT RYANPASCUA. FIESTAS DEL SEÑOREdiciones Paulinas. Madrid 1985, pág. 106-117
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Constitución sobre liturgia, n 47, citando a san Agustín
Al celebrarlo en jueves, recordamos el jueves santo, día de la institución de la eucaristía. Ambos días tienen un objetivo similar, pero no son un simple duplicado. El Corpus Christi nos proporciona una segunda oportunidad para ponderar el misterio de la eucaristía y considerar sus varios aspectos. Nos invita a manifestar nuestra fe y devoción a este sacramento, que es el "sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de caridad, banquete pascual en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera.1
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Historia de la fiesta. Desde los albores del siglo,XII, la fe y la devoción eucarística se inclinaron notablemente hacia la doctrina de la presencia real de Cristo en la eucaristía. Esto se debió, en parte, a una reacción contra las herejías que prevalecían entonces; como la de Berengario, que minimizaba e incluso llegaba a negar tal doctrina. La práctica eucarística de aquel tiempo se caracterizaba por un fuerte deseo por parte de los fieles de ver la hostia y el cáliz en la misa. Esto iba acompañado por una sensación de temor reverencial ante la presencia real y una profunda conciencia de indignidad personal. Ver la hostia, venerar las sagradas especies, constituía una forma de comunión espiritual. La comunión sacramental, que es la mejor forma de participación en la misa, se hizo poco frecuente.
Ese era el clima religioso, un clima de lo más favorable para introducir una nueva fiesta en honor de la eucaristía, considerada especialmente bajo el aspecto de presencia real. La iniciativa no llegó "de arriba", de la jerarquía, sino "de abajo", de un movimiento del Espíritu en la Iglesia. Una monja desconocida, de vida estrictamente claustral, sería la primera en promover la institución de una nueva fiesta eucarística. Era Juliana de Mont Cornillon, de la diócesis de Lieja, en lo que hoy es Bélgica.
En 1208, Juliana tuvo su primera visión. Observó la luna llena, en la cual veía una mancha oscura. Recibió entonces la revelación, por parte de Cristo, de que aquella mancha significaba la ausencia en el calendario de una fiesta especial en honor a la eucaristía. Recibió, además, el encargo de promover esa fiesta. Pasaron varios años antes de que la vidente pudiera encontrar a alguien dispuesto a escuchar su propuesta favorablemente. En 1240, Roberto, obispo de Lieja, promulgó un decreto estableciendo la fiesta en su diócesis, para que se celebrara el segundo domingo después de pentecostés. En 1251 el legado papal cardenal Hugues de Saint-Cher inauguró la fiesta en Lieja. En adelante se celebraría el jueves después de la octava de pentecostés.
En 1264, el papa Urbano IV extendió la celebración a toda la Iglesia. Sin embargo, el decreto papal permaneció durante cincuenta años como letra muerta. Sólo cuando el papa Clemente V confirmó el decreto de su predecesor y Juan XXII lo publicó en 1317, la nueva fiesta encontró un lugar seguro en el calendario. No tardó en llegar a ser una de las fiestas más populares en el año litúrgico de la Iglesia.
Al principio no se hacía procesión. La primera noticia que se tiene de esta práctica se remonta al año 1279, en Colonia. Pronto siguieron su ejemplo otras iglesias. La hostia consagrada se llevaba procesionalmente por las calles y los campos, tributando así público homenaje a Cristo presente en el sacramento. Para exhibir la hostia se usaban entonces los relicarios. Más tarde comenzó a elaborarse lo que hoy conocemos con el nombre de custodias.
La procesión. Según el Ritual de la sagrada comunión y del culto a la eucaristía fuera de la misa, "el pueblo cristiano da testimonio de fe y piedad religiosa ante el Santísimo Sacramento con las procesiones en que se lleva la eucaristía por las calles con solemnidad y con cantos" (101).
Desde luego, la procesión es opcional. El tráfico y abarrotamiento de nuestras ciudades y otros muchos núcleos urbanos importantes presentan algunas dificultades. Para asegurar una procesión más ordenada y digna, los pastores pueden transferirla al domingo siguiente y a una hora más tranquila por la tarde. Donde la procesión no es viable, se pueden considerar otros modos para tributar honor públicamente en este día a la presencia eucarística de Cristo. Una prolongada exposición del Santísimo en la iglesia podría, en tal caso, sustituir a la procesión.
Pero donde no hay inconvenientes para que se lleve a cabo con dignidad y reverencia, conviene hacerla. Es la procesión un hermoso acto público de homenaje a Cristo presente en la eucaristía y de acción de gracias a Dios por tan inmenso don. Constituye, además, una viva manifestación de la iglesia local.
Es importante enfatizar la íntima conexión que existe entre la misa y la procesión. El mencionado ritual, en el número 103, afirma: "Conviene que la procesión con el Santísimo Sacramento se celebre a continuación de la misa en la que se consagre la hostia que se ha de trasladar en procesión". No se trata de una mera rúbrica, sino de manifestar que la procesión es una prolongación de la misa y, por consiguiente, no debe considerarse separada. Viene a ser una acción de gracias más amplia. Toda devoción eucarística debe partir de la misa y conducir de nuevo a ella. Nos lo recuerda la instrucción de mayo de 1967 Adoración del misterio eucarístico, n 3 E: "La celebración de la eucaristía en el sacrificio de la misa es verdaderamente el origen y el fin de la adoración que se tributa a la eucaristía fuera de la misa".
La hostia que se lleva en procesión es el pan vivo y dador de vida. Con razón recibe culto público, y su finalidad principal es ser recibida como alimento espiritual para unirnos con Cristo y asociarnos a su sacrificio. La hostia llevada en triunfo con luces e incienso está destinada a ser consumida por uno de los fieles, tal vez por un niño...
Durante la procesión se pueden hacer estaciones o paradas donde se da la bendición eucarística. "Los cantos y oraciones que se tengan se ordenen a que todos manifiesten su fe en Cristo y se entreguen solamente al Señor" (104). "Al final se da la bendición con el santísimo Sacramento en la iglesia en que acaba la procesión, o en otro lugar oportuno; y se reserva el santísimo Sacramento" (108).
VINCENT RYANPASCUA. FIESTAS DEL SEÑOREdiciones Paulinas. Madrid 1985, pág. 106-117
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Constitución sobre liturgia, n 47, citando a san Agustín
domingo, 7 de junio de 2009
La Santísima Trinidad
La Iglesia dedica el día de la Santísima Trinidad, el siguiente domingo después de Pentecostés. Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela.El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en un sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios.Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.Con todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la diversidad de su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es enviado por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son todas las cosas- es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.Lo anterior lo vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en PentecostésEn la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe.En la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.En Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y ayudándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.Para explicar este gran misterio, existen ciertos símbolos que son entendibles a nuestra razón: La Santísima Trinidad es simbolizada como un triángulo.Cada uno de los vértices es parte del mismo triángulo y sin embargo cada uno es distintoTambién, vemos a la Santísima Trinidad simbolizada como una vela encendida: La vela en sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el Hijo, que procede del Padre y la llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres son "vela", pero son distintos entre sí. Así mismo vemos a la Santísima Trinidad en forma de trébol. ada una de las hojas es "trébol" pero son distintas entre sí.
En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador. El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los "misterios escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos" Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar. En cambio, el mismo entendimiento, iluminado por la fe, puede en cierto modo, aferrar y explicar el significado del dogma, para acercar al hombre al misterio de la vida íntima del Dios Uno y Trino. Toda la Sagrada Escritura revela esta verdad: "Dios es Amor en la vida interior de una única Divinidad, como una inefable comunión de personas". Son Tres Personas distintas en un sólo Dios, como aprendimos en el catecismo.
El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por Jesucristo. Los judíos adoran la unicidad de Dios y desconocen la pluralidad de personas en la unicidad de la sustancia. Los demás pueblos adoran la multiplicidad de los dioses. El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas.
El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por Jesucristo. Los judíos adoran la unicidad de Dios y desconocen la pluralidad de personas en la unicidad de la sustancia. Los demás pueblos adoran la multiplicidad de los dioses. El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas.
martes, 26 de mayo de 2009
LA FAMILIA
"Sólo la roca del amor total e irrevocable entre el hombre y la mujer es capaz de fundamentar la construcción de una sociedad que se convierta en una casa para todos los hombres" Benedicto XVI
Desde su pontificado, Juan Pablo II quizó hacer entender al mundo la importancia de las relaciones humanas; en ese aspecto, resaltó el papel de la familia como núcleo social fundamental para la construcción de valores y principios morales; el siguiente texto contiene las reflexiones del Sumo Pontífice en torno a ella:
El Redentor del mundo quiso elegir la familia como lugar donde nacer y crecer, santificando así esta institución fundamental de toda sociedad.
El tiempo que pasó en Nazaret, el más largo de su existencia, se halla envuelto por una gran reserva: los evangelistas nos transmiten pocas noticias. Pero si deseamos comprender más profundamente la vida y la misión de Jesús, debemos acercarnos al misterio de la Sagrada Familia de Nazaret para observar y escuchar. La liturgia de hoy nos ofrece una oportunidad providencial.
La humilde morada de Nazaret es para todo creyente y, especialmente para las familias cristianas, una auténtica escuela del Evangelio. En ella admiramos la realización del proyecto divino de hacer de la familia una comunidad íntima de vida y amor; en ella aprendemos que cada hogar cristiano está llamado a ser una pequeña iglesia doméstica, donde deben resplandecer las virtudes evangélicas. Recogimiento y oración, comprensión y respeto mutuos, disciplina personal y ascesis comunitaria, espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad son rasgos típicos que hacen de la familia de Nazaret un modelo para todos nuestros hogares.
2. Quise poner de relieve estos valores en la exhortación apostólica Familiaris consortio, cuyo vigésimo aniversario se celebra precisamente este año. El futuro de la humanidad pasa a través de la familia que, en nuestro tiempo, ha sido marcada, más que cualquier otra institución, por las profundas y rápidas transformaciones de la cultura y la sociedad. Pero la Iglesia jamás ha dejado de "hacer sentir su voz y ofrecer su ayuda a todo aquel que, conociendo ya el valor del matrimonio y de la familia, trata de vivirlo fielmente; a todo aquel que, en medio de la incertidumbre o de la ansiedad, busca la verdad; y a todo aquel que se ve injustamente impedido para vivir con libertad el propio proyecto familiar" (Familiaris consortio, 1). Es consciente de esta responsabilidad suya y también hoy quiere seguir "ofreciendo su servicio a todo hombre preocupado por el destino del matrimonio y de la familia" (ib.).
3. Para cumplir esta urgente misión, la Iglesia cuenta de modo especial con el testimonio y la aportación de las familias cristianas. Más aún, frente a los peligros y a las dificultades que afronta la institución familiar, invita a un suplemento de audacia espiritual y apostólica, convencida de que las familias están llamadas a ser "signo de unidad para el mundo" y a testimoniar "el reino y la paz de Cristo, hacia el cual el mundo entero está en camino" (ib., 48).
Que Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz que Cristo al nacer trajo como don a la humanidad.
-Juan Pablo II, 30 XII 2002.
Fuente: http://www.corazones.org/familia/a_familia.htm
Desde su pontificado, Juan Pablo II quizó hacer entender al mundo la importancia de las relaciones humanas; en ese aspecto, resaltó el papel de la familia como núcleo social fundamental para la construcción de valores y principios morales; el siguiente texto contiene las reflexiones del Sumo Pontífice en torno a ella:
El Redentor del mundo quiso elegir la familia como lugar donde nacer y crecer, santificando así esta institución fundamental de toda sociedad.
El tiempo que pasó en Nazaret, el más largo de su existencia, se halla envuelto por una gran reserva: los evangelistas nos transmiten pocas noticias. Pero si deseamos comprender más profundamente la vida y la misión de Jesús, debemos acercarnos al misterio de la Sagrada Familia de Nazaret para observar y escuchar. La liturgia de hoy nos ofrece una oportunidad providencial.
La humilde morada de Nazaret es para todo creyente y, especialmente para las familias cristianas, una auténtica escuela del Evangelio. En ella admiramos la realización del proyecto divino de hacer de la familia una comunidad íntima de vida y amor; en ella aprendemos que cada hogar cristiano está llamado a ser una pequeña iglesia doméstica, donde deben resplandecer las virtudes evangélicas. Recogimiento y oración, comprensión y respeto mutuos, disciplina personal y ascesis comunitaria, espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad son rasgos típicos que hacen de la familia de Nazaret un modelo para todos nuestros hogares.
2. Quise poner de relieve estos valores en la exhortación apostólica Familiaris consortio, cuyo vigésimo aniversario se celebra precisamente este año. El futuro de la humanidad pasa a través de la familia que, en nuestro tiempo, ha sido marcada, más que cualquier otra institución, por las profundas y rápidas transformaciones de la cultura y la sociedad. Pero la Iglesia jamás ha dejado de "hacer sentir su voz y ofrecer su ayuda a todo aquel que, conociendo ya el valor del matrimonio y de la familia, trata de vivirlo fielmente; a todo aquel que, en medio de la incertidumbre o de la ansiedad, busca la verdad; y a todo aquel que se ve injustamente impedido para vivir con libertad el propio proyecto familiar" (Familiaris consortio, 1). Es consciente de esta responsabilidad suya y también hoy quiere seguir "ofreciendo su servicio a todo hombre preocupado por el destino del matrimonio y de la familia" (ib.).
3. Para cumplir esta urgente misión, la Iglesia cuenta de modo especial con el testimonio y la aportación de las familias cristianas. Más aún, frente a los peligros y a las dificultades que afronta la institución familiar, invita a un suplemento de audacia espiritual y apostólica, convencida de que las familias están llamadas a ser "signo de unidad para el mundo" y a testimoniar "el reino y la paz de Cristo, hacia el cual el mundo entero está en camino" (ib., 48).
Que Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz que Cristo al nacer trajo como don a la humanidad.
-Juan Pablo II, 30 XII 2002.
Fuente: http://www.corazones.org/familia/a_familia.htm
viernes, 22 de mayo de 2009
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